"No solo de pan vive el hombre" es una expresión que se utiliza para indicar que los seres humanos tenemos otras muchas necesidades que las meramente alimenticias. Lo aclaro antes de que salgan las feminazis y los "plurisexuales" a atacar con todo. Esta frase se le atribuye a Jesús, así que reclamenle a él la razón por la que dijo "hombres" y por qué no dijo "No solo de pan vive el ser humano" o "No solo de pan vive la comunidad LGBTQIA...XYZ. Pero no tengo nada contra ustedes, es solo una aclaración, algunos de los escuchas de mi podcast son de diversas preferencias sexuales, pero tengo la suerte de que me han contactado personas racionales.
En fin, todo mundo presume en nuestro país que tenemos un pan dulce muy sabroso, además de que hay una gran variedad que se distingue en cada región de acuerdo a su forma y sus ingredientes, al igual que los nombres que se les asigna. Así tenemos que en la Ciudad de México son muy populares la conchas o los ojos de buey y por ejemplo en Morelos tenemos las Chirimoyas.
Pero no se trata de que hagamos una sección de cocina o repostería sino de estar conscientes de lo insano que puede resultar el pan que comemos en nuestros días, muy diferente al pan negro que se consume en Europa y que en México no es tan común.
Para la elaboración de pan solo bastan cuatro ingredientes básicos: harina, levadura, agua y sal. La receta es muy básica, pero el detalle consiste en el tipo de harina con la que se elabora.
La llegada del pan a México está vinculada a la época de la colonización española. Antes de la llegada de los españoles, la base de la alimentación en la región era el maíz, frijoles, chiles, y otros productos nativos. Durante la época colonial, los "colonizadores" españoles trajeron consigo la tradición europea del pan. La harina de trigo y las técnicas de panadería se incorporaron gradualmente en la dieta mexicana. Dado que el trigo no se adaptaba tan bien a todas las regiones de México como el maíz, se buscaron formas de adaptar las recetas de pan a los ingredientes locales. Esto llevó a la creación de panes mexicanos únicos, como el bolillo, la telera, y otros panes regionales.
Algunos panes tienen significados especiales en festividades y celebraciones. Por ejemplo, el pan de muerto es una tradición culinaria asociada con el Día de los Muertos, una festividad mexicana, aunque también con influencia española.
Y ¿Quién se resiste en eṕoca invernal a comer pan dulce con café o chocolate con leche?
Pero ¿Es realmente nutritivo el pan?
Existe un mito muy común en el que se cree que el pan blanco es muy sano y nutritivo, a diferencia del pan dulce por su alto contenido en azúcar. Lo cierto es que el pan blanco se elabora con semilla de trigo a la que se le quita la cáscara (salvado) y el germen, y es por ello que cuando se elabora la harina, esta tiene un color blanco a diferencia del pan negro que se hace con la semilla completa. Y es precisamente en el germen y la cáscara en donde se encuentran los ingredientes para un pan nutritivo.
Y no es que el pan blanco no tenga nutrientes, pero según los expertos, estos son mínimos. Y si hablamos de que al "pan de caja" o de marca se le agregan infinidad de extras que no son nada saludables, resulta que solo nos engañamos al creer que el pan que comemos es nutritivo.
Es común pensar que el pan dulce elaborado en panaderías es más sano que comprar los deliciosos panes de marcas como Bimbo, Tía Rosa y toda la variedad de pastelitos "marinelosos". Y sí, es probablemente menos perjudicial el pan de las panaderías que el de la mayoría de las marcas conocidas, sin embargo, tampoco podemos meter las manos al fuego por el pan hecho en panaderías, ya que contiene grandes cantidades de azúcar y grasas saturadas que no difieren mucho de los "pastelillos" empaquetados. La diferencia básica es quizás que en el pan de las panaderías de la esquina no usan tantos colorantes y conservadores como los que se usan en el pan y galletas de marca.
Veamos, en la elaboración del pan de la "industria panificadora de marca" se utilizan entre un 30% y un 40% de ingredientes químicos, empezando por el proceso de blanqueo al que se somete la harina. Entre estas sustancias tenemos el peróxido de benzoilo (que se usa también para tratar el acné), aluminio (que se sabe que puede provocar Alzheimer con su uso continuo), óxido nitrogenado, yeso, amoniaco, tricloruro nitrogenado (como conservador, prohibido en algunos países por causar desórdenes neurológicos) y cloro, entre otras sustancias que son tóxicas para el organismo, además de que dañan la flora intestinal.
Nada más con el blanqueado de la harina ya tenemos todo un coctel tóxico que provoca la pérdida de la mayoría de los ya pocos nutrientes del pan blanco de la mayoría de las marcas que vienen empaquetadas.
Además de ello, se utiliza una sustancia que en la lista de ingredientes solo aparece como "emulsificante", se trata del polioxietileno monoestearato, que le da al pan de marcas como las antes mencionadas una apariencia de pan fresco. Y claro que no mencionamos todos los químicos que se usan, solo basta decir que se agregan pesticidas y conservadores químicos dañinos para el cuerpo. Algunos de estos conservadores pueden llegar a producir cáncer, como en el caso del ácido cítrico, ácido láctico, acetato de calcio, yodato de potasio y un largo etcétera.
No es necesario un estudio muy profundo para saber que el pan de marca, salvo honrosas excepciones, es malo para la salud. Si leemos los ingredientes de los famosos panes integrales o panes "cero" como se anuncian con publicidad engañosa y fraudulenta, mejor investiguen cada uno de los ingredientes y verán que no mentimos en La Vereda Oculta.
Algunos de los padecimientos que pueden provocar la mayoría de los panes de marca por sus ingredientes dañinos son: mala circulación, apendicitis, mala salud dental, enfermedades neurodegenerativas e incluso cáncer. En el caso del pan "casero" también debemos ser precavidos porque puede causar obesidad y diabetes.
"Cuidado con los pastelitos con relleno cremosito" |
Así que ya lo saben, si quieren comer un buen pan, lo mejor es comer pan integral elaborado con semilla de trigo entera. Y si de pan dulce se trata (pan casero o de panadería) lo mejor es comerlo sin exceso, solo de vez en cuando, siempre que tengamos la certeza de que la harina es de buena calidad si es que lo preparamos en casa.